Otros muchos se han quedado en tierra porque Spanair, al igual que otras compañías, han tenido que cancelar algunos de sus vuelos debido a la reducción de despegues y aterrizaje impuesta en el aeropuerto de Madrid-Barajas, tras el accidente aéreo.
Trabajadores del aeropuerto que han colaborado en las tareas de rescate, han indicado a Efe que el avión estaba "partido en trozos", que el impacto ha sido "tan brutal", que el motor estaba empotrado en la cabina, y que la mayoría de los cuerpos que se han rescatado estaban carbonizados.
Las mismas fuentes han indicado que el avión siniestrado ha salido con casi dos horas de retraso, y que nada más despegar ha perdido altura y ha caído en un badén, en el límite norte de las cabeceras del aeropuerto de Madrid-Barajas.
Miembros de las tripulaciones de las diferentes compañías que operan en este aerodromo de la capital española apenas podían disimular sus nerviosismo y su tristeza, cuando nada más ocurrir el el accidente han sido informados que podía haber muchos muertos.
Su estado, algunos incluso han llorado, contrastaba con la inicial calma de lo viajeros, que al principio no se habían enterado del accidente, apenas visible -solo se veían dos columnas de humo-, desde las cuatro terminales.
A medida que ha ido pasando el tiempo y las noticias de los medios han llegado a las colas de pasajeros, la inquietud se ha adueñado de los viajeros, de tal forma que muchos dudaban ya si coger o no el avión, porque "hoy no es un buen día para volar", como así ha comentado a Efe una pareja de jóvenes.
Por la megafonía del aeropuerto se ha informado que debido a un "incidente aéreo" todos lo vuelos pueden sufrir demoras.
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